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26 de octubre de 2018

[10] La vuelta a los libros, leo autoras octubre y noviembre sencillo



Hace unos días, leí un tuit de @Pocheflor en el que confesaba que llevaba un mes sin leer un libro porque los empezaba y era incapaz de seguirlos. Y me recordó dos cosas que me han pasado en el último año y medio.


La primera tiene que ver con una entrada que escribí hace tiempo en la que hablaba de que mi lista de lecturas era como leer el futuro en las hojas de té que quedan en el fondo de una taza, pero al revés. Es decir, que si la observamos detenidamente, nos podemos dar cuenta de que en los momentos en que no leo, algo me corroe (normalmente por dentro).

La segunda cosa está relacionada con la entrada en la que yo misma cuestionaba mi relación con los libros debido a una crisis lectora que ha durado casi un año. En aquel momento cuestionaba mi conexión con la lectura como forma de vida e incluso llegué a pensar que me estaba encasillando tanto en un tema en concreto que no lograba disfrutar de nada más.

Pero he vuelto al blog. ¿Por qué? ¿Por qué ahora? La verdad es que ha sido un impulso más de los que conducen mi vida pero la historia es esta. Este verano, después de un año de trabajo intenso y absorbente, me quedé sin empleo. Estuve ideando poner en marcha un blog sobre vida sostenible, que es otro de los temas que me interesan mucho en los últimos tiempos. Pero en ese proyecto echaba mucho de menos los libros.

Para mí, los libros son fuente infinita de inspiración y una de las principales guías de mi vida. Me di cuenta de que, en mi última etapa, los había cambiado por Instagram y por el postureo que muchas veces supone esta red social. Y sentí que debía volver aquí para reencontrarme conmigo mismo, con la calma, con la reflexión, con ese sentimiento que me provoca leer algo que me llega al alma.

Es verdad que, como comenté en el tuit de @Pocheflor, el hábito ha vuelto pero aún no la ilusión de cuando empecé este blog hace cuatro años. Supongo que forma parte de nuestra evolución como personas y del momento que estamos atravesando. Me preocupa, pero sigo adelante, sin pensarlo mucho, soltando, intentando no controlar la situación y esperando que se controle sola. Aunque, como siempre digo, voy a días.

Leo Autoras


De momento, este mes de octubre he querido rendir mi humilde y particular homenaje a la iniciativa Leo Autoras Octubre. Las cuatro lecturas elegidas tienen que ver con mujeres que hablan de otras mujeres. Unas buscan el sentido a su vida desde una perspectiva feel good; otras son personas corrientes que influyen en los demás de manera extraordinaria; muchas luchan por conseguir lo que se proponen a pesar de todo; y algunas nos sentimos diferentes entre la multitud.

Noviembre de vida sencilla


Estoy pensando hilo común para las lecturas del mes de noviembre. Me apetece infinito empezar a leer en inglés (ya leí este, por ejemplo) y, en concreto, me apetece este libro. Además, quiero seguir profundizando en libros que completen el apartado de vida sencilla del blog y hace poco descubrí a Alain de Botton, así que posiblemente el próximo mes de noviembre estaré leyendo libros sobre vida consciente.

Estoy deseando empezar.

17 de marzo de 2017

[8] Biblioterapia o cómo me encuentro a mí misma a través de los libros


El significado de un libro está en el ojo del que lee

Llevo tiempo sintiendo que los libros me sirven como terapia. De hecho, antes de saber lo que he descubierto esta semana, a este fenómeno yo lo describía como “libroterapia” y lo definía como “la capacidad de los libros para el autoconocimiento y el crecimiento personal”.

Sin embargo, como ya me pasó con las novelas feel good, he descubierto que existe un término correcto que define esa acción de entenderme a mí misma a través de los libros: biblioterapia. Este término todavía es poco conocido aquí en España pero en otros sitios europeos es un viejo amigo.

Y, ¿en qué consiste, básicamente, la biblioterapia? Pues consiste en utilizar los libros como un modo de desarrollo y de crecimiento personal. Cada uno de ellos, bien elegidos, me sirve para profundizar y reflexionar acerca de varios aspectos de mi vida y entender.

El significado de un texto está en el corazón del que lo leeEsto, unido a una buena elección en el momento y sitio oportunos, permite que lo que estamos leyendo adquiera todo el sentido dentro de nosotros

Este hecho ha dado como resultado que la etapa de mi vida en la que más he aprendido sobre mí y sobre el mundo que me rodea es aquella en la que la lectura ha jugado un papel importante dentro de mi vida diaria.

Es sabido que los libros tienen múltiples interpretaciones y que, igual que la belleza está en el ojo del que mira, el significado de un texto está en el corazón del que lo lee. Esto, unido a una buena elección en el momento y sitio oportunos, permite que lo que estamos leyendo adquiera todo el sentido dentro de nosotros. Encontramos la pieza del puzzle que buscamos.

¿Os ha pasado algo así alguna vez? A mí infinidad de veces en los últimos años. Los libros que están en mi top 10 han llegado tan alto porque tienen significado para mí en el momento de mi vida en el que los leo. Puede que no sean los más vendidos, ni los más sesudos, ni los más conocidos pero tienen sentido en mi contexto.

Por eso os decía hace unas semanas que mi lista de lecturas dice mucho de mí, más de lo que jamás podrá saber nadie. Increíble el poder de los libros, ¿verdad?

24 de febrero de 2017

[7] Lo que mis lecturas dicen de mí


Probablemente vosotros no lo sabréis pero cuando no leo o leo poco es porque algo me preocupa. Por ejemplo, el verano de 2015 sufrí un bajón existencial profundo y el resultado fue dos libros leídos en junio y julio, a pesar de que suelo leer cuatro de media al mes. El mismo descalabro se puede ver en febrero de 2016 o en julio de 2014. Cuando me pasan estas cosas, no puedo leer. No me concentro.

Indagar en mi lista de lecturas es como leer el futuro en las hojas de té que quedan en el fondo de una taza, pero al revés. Gracias a ellas puedo volver al pasado y recordar qué pensaba o qué me pasaba en determinado momento. Por ejemplo, a finales de 2016 y principios de 2017, leí mucho (y no solo libros) sobre la muerte. Y hubo una época en 2015 en la que el cuerpo solo me pedía literatura feel good. Va por rachas.

No concibo mi vida al margen de los libros que leo. Somos ellos y yo en un proceso de evolución continua. Ellos forman parte de lo que me ronda por la cabeza en ese momento y muchas veces son los responsables de que vengan otras.

Por lo general, aunque piense que un libro que encuentro lo he buscado yo, creo que en realidad es él quien me ha encontrado a mí. Habréis tenido esa sensación muchas veces: enredando por ahí ves algo que no está mal pero lo dejas pasar (si fuera importante para ti en ese momento, lo habrías apuntado, guardado en la lista de favoritos o tu cabeza no lo hubiera olvidado, sin más). Un tiempo después, eso mismo aparece como por arte de magia y ya te has enamorado.

Otros libros llegan sin esperarlo. De hecho, solo los hojeas por curiosidad y cuando despegas los ojos de las páginas es porque tu vejiga te reclama. Pero, ¿ha pasado ya una hora? Sí, aunque te hayan parecido cinco minutos.

Mi lista de lecturas también dice que leo lo que me da la gana. No hay un patrón. Lo mismo escojo a un autor más clásico que a alguien que no conoce ni perri. Hace tiempo que dejé de leer lo que los demás pensaban que era lo correcto. Hubo momentos en que incluso me avergonzaba de leer esto o aquello, pero eso era lo mismo que avergonzarme de la persona que era. Ya no. Escojo agradeciendo todas las posibilidades que tengo frente a mí pero siguiendo siempre mi intuición.

Lo que no me convence en las primeras páginas lo dejo y pruebo con algo que conecte más conmigo en este momento. Quizá el turno de ese libro llegue dentro de un tiempo o quizá ya se le pasó o incluso no llegue nunca.

#Leyendo


El ejemplo más reciente de cómo mis lecturas me definen es este mismo texto. Llevaba mucho tiempo pensando en escribir algo así pero mi parte más racional me decía que me encontraba en una época de secano en cuanto a escritura. Sin embargo, las primeras páginas de El gozo de escribir, de Natalie Goldberg, me han animado a hacer una escritura automática de lo que me rondaba en esta cabeza que tengo. Y ha salido esto.

Mi lista de lecturas es lo que siento en cada momento de mi vida. Variable como yo. Curiosa. Cambiante. Pluma.