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10 de octubre de 2017

[9] Crisis lectora, ¿he dejado de conectar con la lectura?

La última entrada de mi blog estaba fechada a principios de mayo. Desde entonces, apenas he leído cuatro libros. Ya os hablé en la newsletter "Lo que mis lecturas dicen de mí" que cuando no leo es porque algo me preocupa y, a pesar de que no me ha pasado nada grave estos cinco meses, algo ha cambiado en mi vida.

El pasado mes de mayo cambié de trabajo y ahora mi horario laboral es aquel que me depara el día. Tengo hora de entrada pero no de salida y normalmente pasa mucho tiempo entre esos dos hitos diarios. Por eso, cuando me subo al tren, mis ojos rechazan automáticamente la pantalla del libro electrónico y, cuando intento leer sobre el papel, no siempre lo consigo.

Me da miedo pensar que he dejado de conectar con la lectura como forma de vida, pero no puede ser eso

Además, en estos meses me ha pasado una cosa curiosa. He empezado muchos libros, muchos, no os podéis imaginar cuántos, pero solo he sido capaz de terminar cuatro. Me da miedo pensar que he dejado de conectar con la lectura como forma de vida. Pero no puede ser eso, porque entonces ni siquiera hubiera leído cuatro. A veces también pienso que quizá me estoy encasillando tanto en un tipo de libro que ya no disfruto con otros. Pero tampoco creo que sea esta la razón.

Por ahora prefiero pensar que el cansancio no me está dejando disfrutar de algo que lleva tres años siendo parte fundamental de mi vida. Siento que me iré rearmando poco a poco, sin obligarme pero con la intuición de que algún día, la lectura será lo primero.

17 de marzo de 2017

[8] Biblioterapia o cómo me encuentro a mí misma a través de los libros


El significado de un libro está en el ojo del que lee

Llevo tiempo sintiendo que los libros me sirven como terapia. De hecho, antes de saber lo que he descubierto esta semana, a este fenómeno yo lo describía como “libroterapia” y lo definía como “la capacidad de los libros para el autoconocimiento y el crecimiento personal”.

Sin embargo, como ya me pasó con las novelas feel good, he descubierto que existe un término correcto que define esa acción de entenderme a mí misma a través de los libros: biblioterapia. Este término todavía es poco conocido aquí en España pero en otros sitios europeos es un viejo amigo.

Y, ¿en qué consiste, básicamente, la biblioterapia? Pues consiste en utilizar los libros como un modo de desarrollo y de crecimiento personal. Cada uno de ellos, bien elegidos, me sirve para profundizar y reflexionar acerca de varios aspectos de mi vida y entender.

El significado de un texto está en el corazón del que lo leeEsto, unido a una buena elección en el momento y sitio oportunos, permite que lo que estamos leyendo adquiera todo el sentido dentro de nosotros

Este hecho ha dado como resultado que la etapa de mi vida en la que más he aprendido sobre mí y sobre el mundo que me rodea es aquella en la que la lectura ha jugado un papel importante dentro de mi vida diaria.

Es sabido que los libros tienen múltiples interpretaciones y que, igual que la belleza está en el ojo del que mira, el significado de un texto está en el corazón del que lo lee. Esto, unido a una buena elección en el momento y sitio oportunos, permite que lo que estamos leyendo adquiera todo el sentido dentro de nosotros. Encontramos la pieza del puzzle que buscamos.

¿Os ha pasado algo así alguna vez? A mí infinidad de veces en los últimos años. Los libros que están en mi top 10 han llegado tan alto porque tienen significado para mí en el momento de mi vida en el que los leo. Puede que no sean los más vendidos, ni los más sesudos, ni los más conocidos pero tienen sentido en mi contexto.

Por eso os decía hace unas semanas que mi lista de lecturas dice mucho de mí, más de lo que jamás podrá saber nadie. Increíble el poder de los libros, ¿verdad?

24 de febrero de 2017

[7] Lo que mis lecturas dicen de mí


Probablemente vosotros no lo sabréis pero cuando no leo o leo poco es porque algo me preocupa. Por ejemplo, el verano de 2015 sufrí un bajón existencial profundo y el resultado fue dos libros leídos en junio y julio, a pesar de que suelo leer cuatro de media al mes. El mismo descalabro se puede ver en febrero de 2016 o en julio de 2014. Cuando me pasan estas cosas, no puedo leer. No me concentro.

Indagar en mi lista de lecturas es como leer el futuro en las hojas de té que quedan en el fondo de una taza, pero al revés. Gracias a ellas puedo volver al pasado y recordar qué pensaba o qué me pasaba en determinado momento. Por ejemplo, a finales de 2016 y principios de 2017, leí mucho (y no solo libros) sobre la muerte. Y hubo una época en 2015 en la que el cuerpo solo me pedía literatura feel good. Va por rachas.

No concibo mi vida al margen de los libros que leo. Somos ellos y yo en un proceso de evolución continua. Ellos forman parte de lo que me ronda por la cabeza en ese momento y muchas veces son los responsables de que vengan otras.

Por lo general, aunque piense que un libro que encuentro lo he buscado yo, creo que en realidad es él quien me ha encontrado a mí. Habréis tenido esa sensación muchas veces: enredando por ahí ves algo que no está mal pero lo dejas pasar (si fuera importante para ti en ese momento, lo habrías apuntado, guardado en la lista de favoritos o tu cabeza no lo hubiera olvidado, sin más). Un tiempo después, eso mismo aparece como por arte de magia y ya te has enamorado.

Otros libros llegan sin esperarlo. De hecho, solo los hojeas por curiosidad y cuando despegas los ojos de las páginas es porque tu vejiga te reclama. Pero, ¿ha pasado ya una hora? Sí, aunque te hayan parecido cinco minutos.

Mi lista de lecturas también dice que leo lo que me da la gana. No hay un patrón. Lo mismo escojo a un autor más clásico que a alguien que no conoce ni perri. Hace tiempo que dejé de leer lo que los demás pensaban que era lo correcto. Hubo momentos en que incluso me avergonzaba de leer esto o aquello, pero eso era lo mismo que avergonzarme de la persona que era. Ya no. Escojo agradeciendo todas las posibilidades que tengo frente a mí pero siguiendo siempre mi intuición.

Lo que no me convence en las primeras páginas lo dejo y pruebo con algo que conecte más conmigo en este momento. Quizá el turno de ese libro llegue dentro de un tiempo o quizá ya se le pasó o incluso no llegue nunca.

#Leyendo


El ejemplo más reciente de cómo mis lecturas me definen es este mismo texto. Llevaba mucho tiempo pensando en escribir algo así pero mi parte más racional me decía que me encontraba en una época de secano en cuanto a escritura. Sin embargo, las primeras páginas de El gozo de escribir, de Natalie Goldberg, me han animado a hacer una escritura automática de lo que me rondaba en esta cabeza que tengo. Y ha salido esto.

Mi lista de lecturas es lo que siento en cada momento de mi vida. Variable como yo. Curiosa. Cambiante. Pluma.