Mostrando entradas con la etiqueta luz gabás. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta luz gabás. Mostrar todas las entradas

2 de noviembre de 2015

Un vistazo a... Octubre

Octubre ha sido un buen mes de lecturas. Podría decirse que he leído el mejor libro en lo que llevo de año y, además, he encontrado otros que son muy de mi estilo y que me han cautivado. He dado un buen empujón a mi reto de 40 libros (ya llevo 31 y aun me quedan dos meses) aunque en el reto de autores de la A a la Z no he avanzado nada (sigo al 64% aunque ahora estoy leyendo Como agua para chocolate, de Laura Esquivel, y por fin podré completar la “E” este mes de noviembre).




Libros…

Empecé octubre con La librería de las nuevas oportunidades, de Anjali Banerjee, un libro que intercalé en la lectura de Palmeras en la nieve, de Luz Gabás. Lo encontré por casualidad cotilleando en un blog de mi lista de blogs de literatura y fue como un flechazo. Como ya dije en su propia reseña, La librería de las nuevas oportunidades es de ese tipo de novelas que me gusta por tres cosas: hay libros, hay amor, y hay una persona que cambia su estilo de vida. Últimamente leo muchos libros de este tipo de géneros. Lo sé. Y me parece bien. Además hay un punto de fantasía que, aunque por lo general no me suele gustar, en esta novela está muy bien introducido y tratado de manera elegante.

Tras este libro, volví a intercalar otro en mi lectura de Palmeras en la nieve. De nuevo, un acierto. Se trata de Olivia o la lista de los sueños posibles, de Paola Calvetti. Eso sí, no conviene dejarse llevar por el título porque aunque el libro es precioso, para mí el tema de las listas no es lo más importante, ni mucho menos. Esta es, simplemente, una historia de amor en la que el amor aparece al final y todo lo anterior es una reflexión sobre cómo dos personas han llegado al punto en el que están para conocerse. En ella descubriremos además muchas historias en las que la serendipia (un hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual) es la protagonista y añoraremos las instantáneas Polaroid.

Y ya por fin, ataqué con ganas Palmeras en la nieve, de Luz Gabás. Una vez superadas las primeras hojas, en las que se hace una introducción de todo lo que va a venir después, me dejé llevar por las aventuras de Kilian y Jacobo, dos hermanos del Pirineo aragonés, que se marchan a trabajar a los cacaotales de Fernando Poo, y por la historia que descubre Clarence, la hija de Jacobo años después de que sus padres regresaran de la isla africana. Una novela de pasiones, amor, intríngulis familiares e historia de la que me pareció un tanto pesado el final. Aun así, le doy buena nota pero no se la recomiendo a los impacientes porque es muy larga y da muchas vueltas.

Con esta buena racha de lecturas, la lectura final de octubre solo pudo mejorar el resultado de este mes. El título de la novela que más me ha llegado directa al corazón en lo que llevamos de año es Una madre y su autor es Alejandro Palomas. Ya me la había recomendado una compañera del Club de Lectura hacía un tiempo y desde luego, superó todas mis expectativas. Con este libro me he reído y he llorado a partes iguales con Amalia y su familia, y me he sentido identificada en muchos momentos. Una madre es un homenaje a todas las madres del mundo, esas que se ponen el mundo por montera por sus hijos. Más que recomendado, recomendadísimo.

Citas…

La cita del mes no podría ser para otro libro que no fuera el de Una madre, de Alejandro Palomas. Aunque tengo un arsenal de ellas y una en especial que no voy a reproducir aquí por lo íntima y personal que es (hizo que se me empañaran los ojos de lágrimas mientras iba en el tren camino del trabajo), me voy a quedar con esta otra:

“Pero yo estoy aquí y seguiremos balanceándonos juntas el tiempo que haga falta. Y si tengo que hundirme para que flotes, me hundiré. Y si tengo que arrancarte del agua para que me vivas, te arrancaré, duela lo que duela. Porque no tengo nada mejor que hacer en la vida, hija. No hay nada mejor que hacer en la vida. Para una madre, no”.

De mi puño y letra…

O más bien de mi ordenador y teclado, este mes he escrito un par de relatos: uno para el concurso de microrrelatos de la Cadena Ser junto a la Escuela de Escritores, en el que la frase de inicio era “Y cómo es que nunca cambiaron el bombín”. Aquí podéis ver el resultado; y otro para el taller de “Móntame una escena” de Literautas, en el que había que usar la frase “el sobre estaba vacío”. Aquí podéis leerlo y también aquí.

Descubrimientos…

El descubrimiento de este mes tiene que ver con la fuerza que han ganado en redes sociales, blogs, etc. la segunda, tercera y cuarta parte de las historias de Lila y Lenù, las amigas de La amiga estupenda, de Elena Ferrante. Tengo muchas ganas de empezar a leer Un mal nombre, la segunda entrega pero ya se puede leer un avance de La niña perdida, la cuarta entrega.

Sorteo Alicia en el País de las Maravillas…

Este mes de octubre ya se conocieron las ganadoras del sorteo de Alicia en el País de las Maravillas que organicé junto a mi madrina del blog Valen más mil palabras que una imagen. Puedes consultarlas aquí. Yo me encargué de enviar el segundo y el tercer precio, dos packs de marcapáginas que fueron a Ciudad Real y a  Laguna de Duero.


En noviembre…

En noviembre se cumple un año desde que puse en marcha y en serio el blog de Reportera Literaria. Para ello, he puesto en marcha un sorteo que tiene como propósito elegir la mejor reseña de este año. Hay un total de 37 y, aunque la participación por ahora no es muy alta, encabeza el listado de votos Heima es hogar en islandés, de Laia Soler. El premio que se sorteará será un ejemplar del libro de la reseña más votada.

En materia de libros para noviembre, además de Como agua para chocolate, de Laura Esquivel, libro que estoy leyendo ahora, tengo como tarea del Club de Lectura de Parla Este el de Mystic River, de Dennis Lehane.

Este mes también procuraré participar en el taller “Móntame una escena”, de Literautas, en el que el requisito de este mes es escribir un relato que lleve por título “El lápiz mágico”.

28 de octubre de 2015

Palmeras en la nieve, de Luz Gabás

Ahora sí que sí. Después de haber empezado, haber intercalado este libro y este otro, por fin he terminado Palmeras en la nieve, de Luz Gabás. Y he de decir que si bien el principio me pareció algo flojo, en cuanto me adentré en Fernando Poo, la isla me atrapó como a Kilian, uno de los protagonistas de esta novela.

Jacobo y Kilian son dos jóvenes oriundos de Pasolobino, una región del Pirineo aragonés, que a sus veintitantos años deciden seguir los pasos de su padre y emigran a la isla de Fernando Poo (actual Bioko), una colonia española, para trabajar en la recolecta del cacao. Tras superar sus miedos y reticencias iniciales, Kilian se va enamorando de la isla, del trabajo, de la finca en la que vive, de las costumbres de los nativos, de la gente, de una mujer,… Tras 16 años en aquí, las tensiones políticas, entre nativos y colonos provocan que Kilian tenga que dejar la isla y, con ello, la historia de su vida, que jamás olvidará ni contará completamente a nadie.

Eso hasta que Clarence, su sobrina, hija de Jacobo, descubra por casualidad un mensaje, una pista que la hace sospechar: eso que su padre y su tío han contado sobre su estancia en Fernando Poo cojea por algún lado. Por esta razón, y porque la curiosidad que Clarence siente por la isla en la que pasaron buena parte de su vida sus familiares, viaja a Malabo, la capital de Bioko, para conocer de cerca los sitios en los que vivieron su padre y su tío.

Una vez en Bioko, Clarence conocerá no solo los lugares sino también a personas que han sido clave en la historia de su familia. Sin embargo, no todo es lo que parece y tendrá que desenmarañar a lo largo del libro la complicada historia que su tío Kilian y su padre Jacobo vivieron hace más de 30 años en Fernando Poo.

He de reconocer que esta novela, que tiene más de 700 páginas, primero se me hizo algo lenta, entre la página 100 y la 600 (aproximadamente) me enamoré de ella, y en las últimas páginas volvió a decaer en intensidad. Me gustó mucho el intríngulis familiar, los líos, las idas y venidas de los personajes, la vuelta de tuerca de la trama, pero me saturó un poco el exceso de información histórica.

Aun así, es un libro de mi estilo, en el que el amor, las relaciones y un lugar, en este caso, dos (las palmeras de Fernando Poo y la nieve de Pasolobino), te llegan, te enamoran, te cautivan y no quieres dejar de leer. Eso sí, no recomendada para impacientes, para quienes quieran historias breves, y no lo digo solo por las páginas sino por las vueltas que da la "vida".

Aquí está Fernando Poo, actual Bioko


Bioko es una isla situada en el golfo de Guinea, perteneciente a Guinea Ecuatorial. En ella se encuentra la capital del país, Malabo. Está a 32 km de las costas de Camerún. Anteriormente, durante la época española, era conocida como Fernando Poo, el nombre de su descubridor en el siglo XV, Fernão do Pó.