Mostrando entradas con la etiqueta alice mcdermott. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta alice mcdermott. Mostrar todas las entradas

15 de octubre de 2018

Soñar bajo el agua, de Libby Page

La novela que hoy os reseño la encontré a principios de verano haciendo una búsqueda sobre literatura feel good, que es uno de los cuatro pilares básicos de este blog. Y sí, podemos decir que Soñar bajo el agua, de Libby Page, es un libro feel good pero también me ha recordado mucho a Alguien, de Alice McDermott. Y ahora os explicaré por qué.

Rosemary es una anciana que vive en Brixton. Toda su historia está ligada a este barrio londinense y a su piscina: lleva frecuentándola desde que era una niña, incluso durante la guerra, y después sería uno de los escenarios más representativos de su vida de casada. Ahora, con 86 años, se levanta cada mañana para acudir a su cita puntual con las aguas frías y azules de su piscina hasta que un día el ayuntamiento decide que es hora de vender la piscina a un grupo inmobiliario para evitar las pérdidas que genera. Pero Paradise Living tiene otros planes para el barrio: construirá un complejo de edificios y una cancha de tenis en el lugar que ocupa en este momento la piscina.

Kate es una joven periodista del diario local Brixton Chronicle. Desde que se mudó al barrio hace dos años apenas tiene contacto con nadie y la persigue la sombra de sus ataques de pánico y la depresión. En el trabajo escribe en la sección de mascotas perdidas hasta que su jefe decide darle como encargo que escriba sobre el posible cierre de la piscina del barrio. Ella no lo sabe, pero conocer a Rosemary y al elenco de amigos de la anciana, va a dar un giro a su existencia.

Como en todas las novelas feel good, a los protagonistas les cambia la vida gracias en parte a un arranque de coraje y fuerza por un motivo que les mueve desde dentro. En el caso de Kate, ese motivo es ayudar a Rosemary a evitar el cierre de la piscina que tanto significa para ella y para los habitantes del barrio. Kate se involucra tanto en todo ello que acaba por hacer de esta causa la suya propia, al tiempo que descubre un  mundo que hasta ahora le era desconocido: el sentimiento de comunidad y de amistad en un barrio como Brixton.

¿Y por qué digo que Soñar bajo el agua me ha recordado a Alguien, de Alice McDermott? Pues porque, salvando las distancias del género, ambas son historias de gente corriente y de vida cotidiana. A los personajes de Soñar bajo el agua no les ocurren cosas trascendentales pero sí les pasa la vida alrededor de esa piscina. El frutero, los libreros, la anciana, la vecina, la compra, los estudios, el barrio,... Esos son los protagonistas diarios, para mí mucho más complicados de desarrollar que aquellas novelas en las que pasan grandes cosas. Porque, ¿cómo mantienes vivo el interés del lector? Pues a través de la empatía, de vernos reflejados.

Y, como ya dije en la reseña de Alguien, creo que en ese tipo de libros hay mucha belleza y un mensaje, sobre todo en la sociedad de escaparate en la que vivimos actualmente: todas las vidas son importantes porque ellas influirán en otras, y así sucesivamente.

Sí, este es un libro lento, que transcurre en su mayor parte en la cotidianeidad de gente que normalmente no es protagonista. Es una novela para leer cuando necesites ralentizar tus revoluciones, para no tener prisa y para valorar el día a día, la lentitud y la amistad. También es una novela que reflexiona sobre la soledad en una sociedad afiliada a la prisa y a la imagen externa, y sobre la depresión y la ansiedad.

El florista es un hombre mayor que lleva un delantal de color verde oscuro, luce una cadena de oro en el cuello y tiene las uña negras llenas de tierra. Haga frío o calor, vende "lo sientos" y "te quieros" a un precio razonable. Envueltos en papel marrón y sujetos a una cinta.

Biblioterapia


Este libro está recomendado para lectores que busquen paz y tranquilidad en su vida y la grandeza de las cosas cotidianas. También para aquellos que deseen encontrar el sentido de la amistad y del amor más puros. La soledad, la ansiedad y la depresión son temas latentes, por lo que también puede servir como terapia en estos casos.

Lee más sobre feel good



Lee más sobre historias cotidianas



Si te gusta este libro, también te gustará...


#LeoAutorasOct

Este mes de octubre continúo leyendo autoras. A Todos los veranos del mundo, de Mónica Gutiérrez, y a Soñar bajo el agua, de Libby Page, se sumará La librería, de Penelope Fitzgerald, que reseñaré en breve.


25 de enero de 2016

Alguien, de Alice McDermott

En la newsletter del viernes pasado, ya os conté que estaba terminando Alguien, de Alice McDermott, y reflexionaba sobre si una persona a la que no le pasan cosas extraordinarias en la vida puede ser la protagonista de una novela. ¿Es posible hablar de las cosas cotidianas y despertar interés en el lector? A mí, desde luego, me parece que sí.

La protagonista de la novela de McDermott se llama Marie y es una chica de raíces irlandesas que vive con sus padres y su hermano mayor en Brooklyn. El relato, contado en primera persona, lo hace Marie de anciana. Y, si habéis escuchado a una persona mayor hablar de su historia, os podéis hacer a la idea de que las cosas que cuenta son aquellas que le marcaron la existencia. Ningún asunto de Estado, de acuerdo, pero siempre cosas que nos definen como personas y gracias a las cuales podemos comprendernos en nuestro estado actual.

Marie era una niña despierta, curiosa y rebelde. La vida humilde y corriente del barrio de Brooklyn en el que vive y sus gentes se adueñan de su día a día, de sus pensamientos, de sus reflexiones, de su forma de afrontar la vida. A lo largo del libro somos testigos de su evolución y nos daremos cuenta de lo mucho que influyen los años de infancia y juventud en la Marie adulta y después anciana.

En este libro vamos a conocer a muchos personajes más: al hermano de Marie, Gabe; a su madre; a algunos de sus vecinos: Pegeen Chehab, Bill Corrigan,…; a su jefe, el señor Fagin; a su marido, Tom; a sus hijos… Todos ellos conforman en cierta manera la forma de ver la vida de Marie y a todos ellos debemos las reflexiones de la Marie anciana en la última etapa de su vida, marcada por su ceguera.

En una vida tan sencilla como la que se retrata en esta novela, en la que los personajes son partícipes de grandes cosas sin ser ellos mismos los principales protagonistas, se habla de cosas tan trascendentales como la fe, la espiritualidad, la guerra, la muerte, las amistades, las relaciones de pareja, los hijos,… Y de sentimientos íntimos, muy íntimos, como los tuyos y los míos.

Después de todo esto, ¿qué me decís? ¿hay belleza en las cosas cotidianas? Para mí hay mucha belleza y hay un mensaje, sobre todo en la sociedad de escaparate en la que vivimos actualmente: todas las vidas son importantes porque ellas influirán en otras, y así sucesivamente.

“Vi cómo mi madre volvía a meter las manos en el agua, buscando algún cubierto perdido, con aquella pícara sonrisa suya ante la deliciosa singularidad de aquella historia. Después quitó el tapón del fregadero y yo cerré los ojos y me tapé los oídos con los dedos para no oír aquel ruido terrible. Cuando los retiré y abrí los ojos, mi madre estaba limpiando la encimera”.

Narrar vidas cotidianas no es sencillo


Se dice de Alice McDermott que es la Alice Munro de la novela de lo cotidiano (mientras que Munro describe la cotidianidad en pequeños relatos, McDermott lo hace mediante la novela). De todas maneras, he tenido la oportunidad de leer a ambas y otra diferencia que noto es que la literatura de McDermott es más tangible, más cercana. En realidad no sé el por qué y probablemente tenga que leer más de cada una de ellas, pero hacer una historia sobre vidas sencillas no es algo fácil y por ahora me ha gustado más el acercamiento a McDermott. De todas formas, os dejo enlace a la reseña que hice cuando leí Las lunas de Júpiter, de Alice Munro, y os invito a leer el libro para poder comentar.