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27 de abril de 2016

El lado bueno de las cosas, de Matthew Quick

El año pasado me quedé con la espinita de no haber cumplido el reto de Mónica Serendipia. Era bastante asequible y, de hecho, cumpliendo con este deber, descubrí dos novelas que me engancharon (especialmente La amiga estupenda, de Elena Ferrante). Sin embargo el libro de la discordia, ese con el que hubiera finiquitado el reto, se me atragantó.

Así que este año me lo he propuesto. El primero de los retos que voy a cumplir es este. Llevo buen ritmo y mis libros electos me acompañan. Si la semana pasada os hable de Confesiones de una heredera con demasiadotiempo libre, de Belén Barroso, hoy vengo con El lado bueno de las cosas, de Matthew Quick.

Al principio esta novela me daba cierto reparo porque ya había visto la peli hacía un tiempo. Pero mi memoria de pez ha ayudado a que no me acordara de los detalles más determinantes y, además, por lo que recuerdo, la peli difiere de la trama del libro. Así que, aunque hayáis visto la película, os animo a que lo leáis. Yo lo he disfrutado mucho.

Pat Peoples es un chico que, tras un desafortunado desencadenante en su vida que él no recuerda, tiene que internar en un psiquiátrico (el sitio malo, lo llama él). Tras un tiempo en este lugar, su madre consigue que le dejen salir y llevarle a casa y, a partir de entonces, el único objetivo de Pat es mejorar como persona y recuperar a su mujer, Nikki, a la que no ve desde que ocurrió aquel incidente.

Durante todo el libro Pat busca el final feliz a la película de su vida, que no es otro que volver con Nikki. Lo que él no sabe (y que tiene que descubrir a lo largo del libro) es que ese final feliz  podía venir de una manera diferente a como se lo había planteado.

En pleno proceso de recuperación, en el que el ejercicio físico y los partidos de los Eagles son una parte imprescindible de la vida de Pat, aparece una chica que trastoca sus planes: Tiffany. Tiffany es la cuñada del mejor amigo de Pat. Recientemente ha perdido de manera trágica a su marido y está psicológicamente muy afectada.

Juntos, Pat y Tiffany forman una extraña pareja de amigos: salen a correr juntos sin apenas hablar, van a cenar leche con cereales,… Sin embargo, su relación se va haciendo cada vez más fuerte, hasta el punto de que Tiffany le ofrece a Pat ayudarle a terminar el periodo de separación con Nikki si él hace algo a cambio por ella.

Y el resultado no es desde luego el final feliz que busca Pat, sino que dista mucho de la visión idílica que él quiere para su vida. Pero, ¿es retomar la relación con Nikki el único final feliz de para Pat? Probablemente no y Tiffany se va a encargar de demostrárselo.

14 de abril de 2016

Confesiones de una heredera con demasiado tiempo libre, de Belén Barroso

El libro del que os hablo en esta reseña lo encontré pululando por la red la temporada pasada. Por supuesto que me llamó mucho la atención no solo el título, que ya de por sí da mucho juego, sino también su portada. ¿No estáis de acuerdo? El caso es que el destino quiso que lo volviera a encontrar en la lista del reto de Mónica Serendipia de este año y yo lo incluí entre mis elegidos.

Se trata de un libro de enredos y amores al más puro estilo de Orgullo y prejuicio, de Jane Austen, aderezada con un tono cómico que te sonsaca sonrisas, risas y carcajadas a partes iguales. Confesiones de una heredera con demasiado tiempo libre, de Belén Barroso, es una caricatura escrita de la sociedad inglesa de la época con sus ladies, sus lords, la actividad social, los bailes, el servicio, las mansiones, los cotilleos, la campiña… y los amoríos.

La protagonista de esta novela relata por correspondencia a su amiga Edwina cómo es su vida en la casa familiar tras su paso por el internado de señoritas. Básicamente, sus días trascurren entre actos sociales, visitas de cortesía, elecciones de vestidos y sombreros y la búsqueda de marido, ya que, a sus 19 años, si no se da mucha prisa, pronto tendrá que hacer votos para monja.

Pero ya sabéis y, si no, leed el libro, que el cortejo de antaño poco se parece al de ahora. ¿Quién dijo que el amor fuera importante? Las posesiones, la dote y el nivel social son las características básicas de un buen marido. Así que nuestra protagonista se pasa la novela de enredo en enredo lidiando con pretendientes a cada cual más peculiar, con una familia un tanto dispersa, un vecindario de lo más cotilla y unas amienemigas bastante graciosas.

Visto así pareciera que la cosa haya cambiado tanto pero si todo esto lo trasladamos al principio del siglo XIX, lo aliñaremos con unas pautas sociales estrictas, ridículas en muchas ocasiones, con las que nos divertiremos mucho gracias a que la autora del libro se encarga de darle ese toque de sátira que, como os decía, os hará mantener la sonrisa durante toda la lectura.

El carnet de baile


Lo cierto es que he leído poca novela de este género (aunque ahora me pica el gusanillo) y una cosa que me llamó mucho la atención es el tema del carnet de baile. Mirando por Internet, encontré una página sobre novela romántica en la que se abordaba el tema de los bailes en la época de la Regencia (principios del siglo XIX) y, en un apartadito se habla del carnet.

Pues bien, explica que “un carnet de baile era un folleto con una cubierta decorada en el que se enumeraban los diferentes bailes que fuera a haber durante la velada, además de los títulos y los compositores, y donde se apuntaba el nombre del caballero con quien la dama los bailaría. Solía tener una presentación en la que indicaba la organización patrocinadora del evento. Generalmente constaba de un lapicero y una cuerda decorativa por medio de la cual se podría unir a la muñeca de la dama o al vestido de fiesta”.

¿Cómo os quedáis?